Bodegas boutique y/o vinos boutique.
En otras latitudes, como en el viejo mundo, se les conoce como vino de garaje. Este término fue acuñado en Burdeos, Francia hace más de veinte años.
Se trata de empresas de producción limitada, que hacen el vino con uvas propias y no lo embotellan de terceros ni hacen elaborar sus uvas afuera.
Un parámetro indiscutible es que estas instalaciones no producen más de 300 mil botellas por cosecha.
En el caso de Estados Unidos, se habla de bodega boutique cuando alcanzan un volumen anual de ventas de diez mil cajas de doce botellas.
Todo el proceso de producción, plantación y cuidado de las uvas en este tipo de bodega suele ser totalmente manual y artesanal; imprimiéndose así en cada botella el esfuerzo, alma y tesón de sus hacedores. En la mayoría de los casos, el resultado de esto es, por lo general, vinos de alta gama dignos de reconocimiento.
Los vinos concebidos en las bodegas boutique se les puede conseguir, también, con la distinción “vino de autor”. Ésta clasificación hace mención a un caldo con una excelentísima calidad y, por lo general, son de pequeña producción.
La característica de estas viñas es que se apartan del factor comercial y retoman el factor místico del vino.
En el caso de las viñas boutique, se encuentra en ellas deleite, ganas, voluntad y lucha; muchas de estas viñas nacen debido al amor de sus propietarios por la cultura del vino. Algunos de ellos buscan sus raíces y dejan de lado sus lucrativas profesiones para poner en nuestras mesas botellas cargadas de encanto, hechas de forma totalmente artesanal y trayendo conceptos vinícolas como el control de brotes y vigor, el manejo del estrés hídrico, decantación por gravedad y la agricultura orgánica, y que ellos se pueden permitir por su tamaño reducido.
Dos medidas son las que determinan esta definiciòn, las hectàreas y la producciòn anual.
Esto redunda en lo artesanal del proceso, ya que suelen ser los propietarios, con un enólogo, los que están en los viñedos y la bodega.
Dentro de èsta clasificaciòn estàn las bodegas que nos acompañan:
Se trata de empresas de producción limitada, que hacen el vino con uvas propias y no lo embotellan de terceros ni hacen elaborar sus uvas afuera.
Un parámetro indiscutible es que estas instalaciones no producen más de 300 mil botellas por cosecha.
En el caso de Estados Unidos, se habla de bodega boutique cuando alcanzan un volumen anual de ventas de diez mil cajas de doce botellas.
Todo el proceso de producción, plantación y cuidado de las uvas en este tipo de bodega suele ser totalmente manual y artesanal; imprimiéndose así en cada botella el esfuerzo, alma y tesón de sus hacedores. En la mayoría de los casos, el resultado de esto es, por lo general, vinos de alta gama dignos de reconocimiento.
Los vinos concebidos en las bodegas boutique se les puede conseguir, también, con la distinción “vino de autor”. Ésta clasificación hace mención a un caldo con una excelentísima calidad y, por lo general, son de pequeña producción.
La característica de estas viñas es que se apartan del factor comercial y retoman el factor místico del vino.
En el caso de las viñas boutique, se encuentra en ellas deleite, ganas, voluntad y lucha; muchas de estas viñas nacen debido al amor de sus propietarios por la cultura del vino. Algunos de ellos buscan sus raíces y dejan de lado sus lucrativas profesiones para poner en nuestras mesas botellas cargadas de encanto, hechas de forma totalmente artesanal y trayendo conceptos vinícolas como el control de brotes y vigor, el manejo del estrés hídrico, decantación por gravedad y la agricultura orgánica, y que ellos se pueden permitir por su tamaño reducido.
Dos medidas son las que determinan esta definiciòn, las hectàreas y la producciòn anual.
Esto redunda en lo artesanal del proceso, ya que suelen ser los propietarios, con un enólogo, los que están en los viñedos y la bodega.
Dentro de èsta clasificaciòn estàn las bodegas que nos acompañan:
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